venerdì 10 settembre 2010

Monte Sant’Angelo: 7-25 de agosto

Normalmente este blog es escrito en italiano, sin embargo me decidí actualizarlo en español, porque me encuentro en Italia para mis vacaciones y para coordinar el curso de franciscanismo en Rivotorto de Asís. Por eso he pensado que les habría interesado más a los amigos venezolanos saber algo sobre mis días italianos. Por supuesto, escribiendo en una lengua que no es la mía, es normal que cometa errores de gramática y que la estructura del pensamiento sea la de un extranjero.
La primera tanda de mis vacaciones (e imagino lo mismo acontecerá con la segunda) se ha desarrollado toda en mi pueblo de Monte Sant’Angelo. Como las demás vacaciones desde cuando resido en Venezuela, trato estar con mis padres todo el tiempo. Bueno, no vivo recluso en casa, pero sí me detengo en el pueblo compartiendo con ellos momentos del día. En manera particular, en este año.
El mar, que dista tan sólo 10 kilómetros, lo he mirado de lo alto del promontorio donde está asentado mi esplendido pueblo. Así que se quedarán decepcionados mis amigos de Venezuela al verme “blanco” como a mi salida. Extrañados se quedan también mis paisanos al verme cada año del mismo color cuando llego. Para ellos Venezuela es sinónimo de Caribe, de sol, de tez bronceada, etc. Fatigo hacerles entender que vivo en zona andina, lejos mil millas de las playas oceánicas.
Además, no recibí muchas invitaciones, o los horarios eran incómodos para mis compromisos de auxilio a la parroquia franciscana, que dista pocos metros de mi casa, y a fray Germano (quisiera agradecer al Provincial fray Michele y a los frailes de la comunidad de Monte, por la atención fraterna a este hermano enfermo; a fray José Antonio Cristancho y a los dos postulantes Francesco, por el cariño y la generosidad humana en la asistencia a él). Sin embargo, no me quejo. Lo importante es estar unos días con mis viejos, que, gracias a Dios, están bastante bien, pese a su edad. Encima, en mi pueblo se vive muy bien en verano y el paisaje nunca te cansas de contemplarlo. Aprovecho para pasear en las afueras; encontrar y visitar a parientes y gente de mi vida; leer; asistir a unas iniciativas culturales; completar crucigramas con mi papá; echar vainas con los viejos y los vecinos; compartir con amigos de infancia y juventud; recibir a personas de Gravina y Copertino que vienen para visitarme y pasar momentos de alegría juntos (a un momento de estos se refiere la foto grupal). Todas cosa que se pueden vivir sobretodo en agosto. Por eso busco venir a Italia en este mes. Total que no me aburro.
Los sentimientos predominantes son de alegría nostálgica. Me encanta todo lo descrito. Sin embargo, cuesta a veces ser interpelados por las injurias del tiempo que pasa. Considerar que a lo mejor no todos estaremos vivos el próximo agosto; que de repente tendré que cambiar mes de vacación, sin la posibilidad de encontrar amigos emigrados por trabajo… Luego decido vivir, y disfrutar las oportunidades que Dios me presenta día tras día, aun echando de menos a Venezuela.

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