mercoledì 18 dicembre 2013

En memoria de fray Edisson

Palmira, 14 de diciembre del 2013
Fiesta de San Juan de la Cruz

Muy queridos hermanos, ¡El Señor les dé la paz!

Tan sólo hoy pude y me he decidido escribir algo sobre la muerte de fray Edisson. Antes me faltaron tiempo y condición mental. Con las siguientes palabras comuniqué la noticia a los frailes de la Falc y al Ministro General: Esta vez, después de fray Germano y fray Silvio, se ha despedido de nosotros para dirigirse al cielo, fray Edisson Colmenares, de 37 años. Su fallecimiento se debe a una infección pulmonar, que se ha vuelto letal por haber sufrido ya una operación a corazón abierto el año pasado, quedándose débil y con bajas defensas. Es el primer fraile venezolano de nuestra Custodia a desfallecer.
Sus datos biográficos son los siguientes:
Colmenares Moreno fray Edisson José
n. Táriba el 08/12/1976 - m. en S. Cristobal el 11/12/2013
Prof. simple 01-08-2004
Prof. solemne 07-03-2009
Ord. Sacerdotal 04-12-2010.
Por supuesto son una serie de números fríos, que no pueden rendir la alegría, simpatía, optimismo, sentido de fraternidad, paciencia, amor para con los fieles... Elementos que lo hacían hermano cálido, con quien era un encanto compartir o vivir en comunidad. Lo echaremos de menos, aquí en la tierra. Desde lo alto nos acompañe con su sonrisa, con su risa fragorosa, con su paciencia y espíritu de fraternidad.
Mejor que nadie, nosotros sabemos que no son palabras de circunstancias, dichas porque hay que hacerlo cuando muera alguien. ¡Edisson era verdaderamente así! Y lo echaremos de menos no por la cantidad de su trabajo pastoral, de todas formas llevado para adelante siempre con entrega generosa, sin escatimar esfuerzos, pese a sus problemas de salud; sino por la calidad de su presencia fraterna en medio de nosotros y con los fieles laicos, de cualquier edad y condición socio-cultural.

Según el informe médico, Edisson expiró a las 11.50 pm del día 11 de diciembre. Fray Carlos Ortiz, quien ayudó a fray Edisson en la noche anterior, debido a problemas de extrema debilidad, que le impedían hasta levantarse de la cama, y luego se quedó con él a compartir el resto de las horas hasta la madrugada, asegura que llegó preparado a su encuentro con Dios, a través de la hermana muerte. Carlos, dándose cuenta de la gravedad de la situación, decidió preguntar a Edisson si era consciente de su delicado estado de salud y si estaba preparado para despedirse de la vida terrena y acceder a la eterna. La respuesta fue que era plenamente consciente y que estaba esperando serenamente entrar en el regazo de Dios. Lo único que le dolía era saber cuánto iban a sufrir sus padres y familiares, siendo el tercer hijo a morir joven por problemas relacionados con el corazón.

Nos entregaron su cuerpo el día 12, como a la una de la tarde. Hasta su entierro, el día siguiente a las 2.00 pm, hemos vivido momentos muy intensos, casi un retiro espiritual, con al centro el mensaje vivencial de este fraile, expresado a través de testimonios, intercambio de recuerdos entre los presentes, cantos litúrgicos de resurrección y franciscanos, oraciones, lágrimas, sonrisas… todo en un clima de serena familiaridad y alegría interior, impulsados por la convicción que “Edisson hubiera querido así, porque a él le gustaba la alegría”. Y, con su cuerpo ya entregado a la muerte, él parecía presenciarlo todo, contento de la manera en que nos estábamos despidiendo de su persona física, aún vivo en los innumerables abrazos, los llantos nostálgicos sin desesperación, la memoria grata a Dios per el don de ese hermano, cuya manera de saludar no se escapaba nunca de “mi amor” o “tesoro”, y que siempre respondía que estaba “de maravilla”, mientras todos sabíamos de sus sufrimientos, soportados estoicamente, unido a la pasión de Cristo.

Quisiera narrar la crónica de estos últimos tres días, porque me parece significativa y digna de ser conocida.
12 de diciembre: fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América Latina – En su espléndida homilía en la misa de la tarde, fray José Luís hizo notar como el trayecto de la vida de fray Edisson es marcado por la presencia de la Virgen: nacimiento terrenal, el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada; nacimiento al cielo, el día de la Guadalupe. La vida de fray Edisson ha sido marcada por sus sentimientos maternos hacia sus hermanos, sobre todo niños, jóvenes y aspirantes a la vida religiosa. Además, tuvo entrañas de misericordia para con los débiles y enfermos, física y espiritualmente. Bellísimo también el recuerdo, siempre durante la celebración eucarística, de fray Javier Cedeño, quien utilizó símbolos para eso. Fray Alirio también se animó a dar su testimonio, aunque creo que todos los presentes habrían tenido algo que testimoniar si les hubiéramos dado chance; pero nos habría vuelto corta la noche… A las 11.30 pm tuvimos que correr a la gente, acudida numerosa, y nos quedamos a velar toda la noche, frailes y postulantes, en turnos de una hora por grupo.
13 de diciembre, fiesta de santa Lucía – Día de la misa de exequias y del sepelio, invitados por esta santa a tener ojos para ver la presencia de Dios en un evento tan triste y absurdo. Y creo que todos los presentes han vivido una hermosa experiencia de fe. Por supuesto, no han faltado las lágrimas, espontaneas y abundantes a menudo, pero las definiría de humana cristiandad, agua para regar el rebosante efluvio de gracia de esos momentos. El obispo no pudo presidir la misa y me tocó hacerlo yo. Ha sido un honor difícil, por el involucramiento emotivo; sin embargo, he experimentado una alegría interior muy linda. Hubo una bella participación de fieles laicos, seminaristas de los diferentes seminarios de Palmira, sacerdotes diocesanos y religiosos, frailes de las demás fraternidades conventuales en Venezuela, todos en comunión como única familia alrededor del féretro, llamados por el testimonio de fray Edisson,.
14 de diciembre, fiesta de san Juan de la Cruz – El día después, el primero sin la presencia física de Edisson. No será fácil vivir su ausencia. Es como si el día hubiera amanecido en la penumbra. Sin embargo, este santo nos invita a encontrar a Dios en la oscuridad, presagio de una luz aún más fúlgida que la del sol; a llenar la “nada”, generada por la ausencia, con el recuerdo vivo y actualizador de una presencia diversa de la material, para esperar cosechar abundantes frutos espirituales. Encima, el calvario físico de Edisson, llevado para adelante con verdadero espíritu evangélico, nos obliga a una reflexión sobre el cargar con la cruz para poder gozar del paraíso, así como nos enseña san Juan de la Cruz.

Nos queda ahora el legado de la memoria, para que no se pierdan los frutos y el testimonio de este hermano, que Dios nos quiso regalar. Así como afirmé en la misa, es un deber cristiano hacer memoria fructífera de la heredad espiritual de los hermanos que nos han precedido en el Reino de los cielos. Ahora son tres: fray Silvio, fray Germano y fray Edisson. Una fraternidad formada, cuya misión es acompañarnos con su oración e intercesión. No quisiéramos ni deseamos al momento añadirle más miembros. Sin embargo, no podemos no tener presente esa comunidad. Hay que saber que somos seis fraternidades en Venezuela, entre las terrenas y la celestial. Sería deplorable hacer caer en el olvido el testimonio de vida de estos hermanos del cielo, ni es preciso excluir su presencia de nuestros pensamientos, encuentros y proyectos. El recuerdo vivo de ellos tiene mucho que decir a todos nosotros, a nuestro anhelo hacia la santidad, y a nuestro testimonio franciscano conventual en Venezuela.

Quiero terminar con algunos agradecimientos. A Dios por el don de fray Edisson, aunque hubiéramos querido alegrarnos más tiempo con su presencia en esta tierra. A la familia de Edisson, a su tía Rosa, por la relación amigable, respetuosa y delicada con nosotros, la generosa colaboración, la dignidad en sobrellevar la enfermedad y la muerte de su ser querido. A los frailes y formandos del seminario, por el servicio incansable y paciente para con Edisson, la cercanía a su familia, la cordura no fácil en cada momento, la amabilidad en hacer frente a situaciones no simples de hospitalidad en estos días, la fantasía y solemnidad en organizar la oración y las celebraciones. A tantos, muchos que se hicieron presentes para acompañar a nuestro hermano hacia su última morada; a los muchísimos que no pudieron presenciar, y que han disfrutado de la presencia de Edisson en sus vidas y lo han amado. ¡Dios se lo pague y multiplique a todos y cada uno!