¡El Señor les bendiga y dé la paz!
Tengo un poco de tiempo sin escribir ni dar noticias mías. He tenido problemas para conectarme, que siguen aún aquí en Asís. El hotel que hospeda a unos cuantos capitulares tiene conexión disponible, pero se paga, y en el cambio es bastante dinero. Por lo tanto, hay que desplazarse al Sacro Convento para tener acceso al correo electrónico y mandar escritos…
¿Cómo y dónde he vivido los días anteriores al inicio del Capítulo general? Estuve una semana con mis padres en la casa de mi hermana en Sasso Marconi, cerca de Bolonia. Luego me fui a Roma para la asamblea anual de la Falc, en preparación al Capítulo. Desde sábado 19, me encuentro en Asís, junto a unos 130 frailes más, entre capitulares (99) y los que prestan un servicio (secretaría, traductores, intérpretes). Sin contar a los frailes del Sacro Convento, los novicios y teólogos. ¡Un ejército!
Sasso Marconi (8-15 de enero) – La mañana del día 8, tempranito, junto a mis dos viejitos y pesados bagajes (por los víveres que mis padres quieren llevar a mi hermana cada vez que la visiten), he dejado mi pueblo de Monte Sant’Angelo, en autobús. Luego de dos cambios, llegamos a Bolonia a las 3.30 de la tarde y a Sasso a las 5 pm. Ha sido una semana de lindo y sereno compartir con mi hermana y cuñado. He paseado con mi papá; concelebrado con el anciano y acogedor párroco (89 años), que espera jubilarse y no puede; encontrado unos amigos que viven por allí. Domingo 13 fui a celebrar en un pueblito en las colinas de alrededor y cayó una hermosa nevada. El 15 me despedí de mi familia y en tren, unos de los super veloces (viajan a 240 kph), alcancé Roma.
Roma (15-18 de enero) – Días de trabajos, pero en una atmósfera de fraternidad muy hermosa. Cada vez que nos reunimos los frailes responsables de América Latina, es siempre así. Me gusta esto. Tal vez, no logramos solucionar todos los problemas; sin embargo, la sensación es de hallarse en medio de hermanos que comparten y se apoyan mutuamente. Es bello, luego, reencontrar hermanos, italianos y latinos, compartir abrazos, sonrisas, recuerdos, experiencias… Por supuesto, dialogué con fray Jesús Aléxer y fray José Alberto, me encantó encontrarlos contentos por la experiencia romana y entregados a sus estudios. Una noche fui a cenar a casa de un matrimonio joven, Alessandra y Sante, que conocí adolescentes en Gravina. Me emocionó verlos crecidos, y no sólo en edad; me conmovió su acogida y el querer que me tienen. La última noche en Roma me regaló un muy lindo compartir con mis sobrinos. Ellos también son ya jóvenes adultos. Comimos juntos una pizza y luego mi sobrina me propuso un paseo nocturno de S. Giovanni in Laterano al Colosseo, envueltos en la magia de las noches romanas, únicas e inolvidables.
Asís (19-20 de enero) – Sábado 19, bajo una lluvia intensa, arrancamos -los frailes capitulares presentes en el colegio Seraficum- hacia Asís, donde inicia el Capítulo general. Es siempre una emoción llegar a este pueblo, patria de San Francisco. Encima, esta vez es ocasión de reencuentro con unos cuantos frailes de todo el mundo, entre los cuales hay varios amigos. Con algunos nos liga una vieja amistad, aunque tuvimos muy pocas ocasiones de vernos, tal vez años sin encontrarse. Es toda una alegría. Algo parecido a lo que probaban los primeros compañeros de Francisco al reunirse en sus Capítulos. Tenemos previstas jornadas de mucho trabajo en aula y en los grupos, junto a la hermandad que se vive en las oraciones, el comedor y los recesos. Pero estos primeros dos días han sido como una introducción espiritual, muy importante para marcar las pautas de un Capítulo, así como lo pensó Francisco: reunión de frailes para tratar de las cosas de Dios, qué hacer para vivir mejor el evangelio. De verdad, me parece gracia de Dios el estar aquí, sin por esto olvidar situaciones y rostros que amo y añoro.
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