Tengo ya más de 10 días en la ciudad de Francisco de Asís, celebrando el 200º Capítulo General de la Orden. Sábado 19, bajo una lluvia intensa, arrancamos -los frailes capitulares presentes en el colegio Seraficum- hacia Asís, para dar inicio al evento capitular. Es siempre una emoción llegar a este pueblo, patria de San Francisco. Encima, esta vez es ocasión de reencuentro con unos cuantos frailes de todo el mundo, entre los cuales hay varios amigos. Con algunos nos liga una vieja amistad, aunque tuvimos muy pocas ocasiones de vernos, tal vez años sin encontrarse. Es toda una alegría. Algo parecido a lo que probaban los primeros compañeros de Francisco al reunirse en sus Capítulos. Tenemos previstas jornadas de mucho trabajo en aula y en los grupos, junto a la hermandad que se vive en las oraciones, el comedor y los recesos.
Los primeros dos días han sido como una introducción espiritual, muy importante para marcar las pautas de un Capítulo, así como lo pensó Francisco: reunión de frailes para tratar de las cosas de Dios, qué hacer para vivir mejor el evangelio. En esto nos ayudaron el saludo inicial del Custodio de la Basílica fray Giuseppe Piemontese y del Ministro general fray Marco Tasca; la homilía dominical del obispo de Asís, mons. Domenico Sorrentino; y, sobre todo, la reflexión de Enzo Bianchi, prior de la fraternidad monástica de Bose. De veras, me parece gracia de Dios el estar aquí.
Martes 29 hubo la elección del nuevo Ministro general. Volvimos a elegir a fray Marco Tasca, por un segundo mandato. El 30 tuvimos la elección del Definitorio, es decir de sus consejeros para el próximo sexenio. Éstos los elegidos:
fray Jerzy Norel Vicario general
fray Vincenzo Marcoli Secretario general
fray Jacek Ciupinski Asistente general CEO (área Europa oriental)
fray Jude Winkler Asistente general CFC (área Anglo Americana)
fray Tadeusz Swiatkowski Asistente general AFCOF (área África)
fray Miljenko Hontic Asistente general CEC (área Europa Central)
fray Jorge Fernandez Asistente general FALC (área América Latina)
fray Benedetto Baek Asistente general FAMC (área Asia)
fray Joaquín Agesta Asistente general CIMP (área Intermediterránea)
De hecho, se confirmaron los mismos componentes del Definitorio anterior, con la única excepción de fray Joaquín Agesta, Asistente de la Falc, al puesto de fray Valentín Redondo. Se puede afirmar que los Capítulos de los frailes se dividen en dos partes, aunque las sesiones son cinco. Una primera, en la que se hace una evaluación del sexenio pasado y la elección del nuevo gobierno de la Orden. Una segunda, que empieza mañana, en la que se va elaborando el Proyecto de la Orden en los próximos seis años. Pues, aunque la elección del nuevo Ministro General catalice la atención y las esperas, hay que pensar que los trabajos capitulares son más complejos y completos. A no ser así, el Capítulo podría durar no más de dos semanas…
Me gustaría compartir unas sensaciones sobre esta experiencia fraterna del Capítulo y el lugar en donde lo estamos viviendo.
Las sesiones capitulares ocupan casi todo el tiempo. Empezamos a las 8.00 am con el rezo de Oficio de Lecturas y Laudes. A las 9.00 inician las labores en el aula capitular o en diferentes grupos, hasta las 12.00, cuando tenemos misa. A la 1.00 pm almuerzo y a las 4.00 retomamos el ritmo. A las 7.15 pm vísperas y a las 8.00 cena. Puede que salga una sesión extra después de la cena. Los idiomas usados son los de la Orden: italiano, español, inglés y polaco. En las liturgias se alternan las lenguas (no me atrevo a imaginar qué palabrotas nos salen al intentar leer en polaco…); en el aula hay traductores e intérpretes. A pesar de las diversidades de proveniencia, cultura y convicciones, todo se desenvuelve en un clima de mucha, rica y linda fraternidad. A veces, el idioma es un impedimento, pero casi todos, por suerte mía, hablan o entienden el italiano.
Unos momentos litúrgicos son sugestivos, por ambientación y solemnidad. Por ejemplo, la misa al Espíritu Santo, antes de la elección del Ministro General, me ha dado escalofríos de emoción. Las homilías de fray Jude Winkler son esenciales, estimulantes y simpáticas, una manera de expresarse informal y familiar, novedosa –según mi parecer- en una asamblea capitular. Nos arranca a menudo una sonrisa, y marca a la vez una actitud evangélica frente a lo que se va a cumplir.
Cuando me dijeron que el Capítulo sería en invierno, me puse un poco bravo, pensando en el clima rígido italiano. Sin embargo, tal vez también porque el clima ha sido clemente, ahora aprecio la ocasión de disfrutar Asís, donde todo habla de Francisco, en el silencio del tiempo invernal, casi sin turistas. Me dedico a caminar un rato después del almuerzo. Y, cuando llueva, lo hago en el pórtico del Sacro Convento, admirando el espléndido paisaje del valle abajo. Encima, hay la posibilidad única e impagable de sentarnos, aunque fuera por breves momentos posmeridianos, frente a la tumba de San Francisco, en mudo diálogo entre su carisma, grabado en la sencilla piedra del sarcófago, y nuestras torpezas en el vivir el evangelio a la escuela de él. Bello e interesante ha sido el paseo a las ciudades de Spoleto y Foligno, por la hermosura de la una, y el encuentro con la Beata Ángela en la otra.
Desde mañana, 31 de enero, vamos a empezar la segunda parte del Capítulo, seguramente aún muy importante para marcar el camino del próximo sexenio. Dios siga iluminándonos, y San Francisco nos acompañe, para que todo se desarrolle en el espíritu de fraternidad y respeto hasta aquí experimentado.